24 de marzo de 2012

Network (Sidney Lumet)


Network
Juliana Ospina

“Quiero anunciarles en este momento que renunciaré al programa en dos semanas por culpa del bajo rating. Como este noticiero es lo único que tengo en la vida he decido suicidarme. Volaré mis sesos en este mismo programa y horario la próxima semana. Así que sintonícenlo el martes”, dice en vivo a las cámaras el presentador de noticias Howard Beale, un hombre que sacrificó la mitad de su vida en la televisión y que lo único que se llevó a cambio fue el rechazo de sus dirigentes y su público.

Los productores de la cadena UBS y empresarios enloquecen cuando ven a Beale (Peter Finch) a través de los monitores. Lo cortan y lo sacan del aire. Los directivos piensan en echarlo pero Beale aduce que estaba borracho y pide una última emisión para despedirse del público. Al otro día lo hace diciendo “Les diré que pasó: me cansé de tanta mierda...”. Su franqueza funciona para el rating, y lo que ayer eran noticias sin audiencia hoy son vituperios con aplausos. Diana Christensen (Faye Dunaway), la ambiciosa ejecutiva de programación sin escrúpulos convence al director del noticiero, Max Schumacher (William Holden), para que no lo despidan sino que vuelva al aire en un nuevo programa, con un set diferente donde actúe como telepredicador. Y es así como la cadena de televisión empieza a consumir el alma de Beale, a pesar de la advertencia de, su jefe y amigo, Schumacher de que tiene problemas psicológicos. La meta es subir el rating, ganar más dinero a cualquier costo. Así les cueste la vida de una persona. Shumacher busca convencer a Beale de que renuncie y cuide su salud, pero éste se siente estimulado por la libertad que tiene para expresarse, aunque eso implique modificar el modelo tradicional de presentación de noticias. 

El comienzo de Network (1976) es bastante fuerte e impactante pero a medida que vamos viendo el retrato de una sociedad enferma y la ambición y arribismo del canal de televisión entendemos qué llevó a Beale a decir eso. Sabemos que no es solo el alcohol. El hecho de estar rodeado de personajes que sacrificaron todo lo que aman en pos del éxito mediático lo llevaron a refugiarse en el licor y pensar en un suicidio. 

Me atrevería a decir que la imagen dominante en nuestra memoria es la de Beale, el “profeta enojado de los aires” en el estudio del noticiero, con el pelo mojado por la lluvia y un impermeable empapado pidiéndole a los televidentes que salgan a sus balcones y ventanas y le griten al mundo que están enojados y no lo soportarán más: "I'm mad as hell and I'm not going to take this anymore". Es perturbador ver el rostro de su amigo Schumacher en su ventana observando a través de la lluvia y los relámpagos cómo la gente sale a sus balcones y obedece las órdenes del nuevo “profeta” gritando la frase al unísono. 

Network ha sido descrita como una sátira o farsa. En algunos países se tradujo como ‘Un mundo implacable’ o ‘Poder que mata’. Y tal vez sea todo eso y mucho más. Es un universo implacable, pero es una película totalmente visionaria y predictiva de lo que pasaría hoy en día con la televisión. No hay límites. El feroz y satírico guión de Paddy Chayefsky parecía algo exagerado para su época, pero hoy nos damos cuenta que él revisó el American way of life y demostró la visión del futuro de la televisión como un medio masivo despiadado, como una "caja tonta". 

En 1976, cuando se estrenó, Network fue bastante polémica y abrió un debate interesante sobre la decadencia de los valores de la televisión. Viéndola 36 años después funciona como profecía. Chayefsky predijo programas como Jerry Springer, Gran hermano, talk shows y noticieros que ahora nos muestran en vivo y venden la guerra como un show. La genialidad del guión de Network, ganador del Oscar, radica en que a medida que potencia situaciones también las va atenuando y da espacio tanto al paroxismo delirante como al drama tenso, calmado y convincente. 

En la película hay grandes parlamentos y eso iba contra las leyes de Hollywood. El guión de Paddy Chayefsky está basado en el diálogo y las palabras son fundamentales en la narración. Al principio el productor se quejó de los discursos de cuatro páginas, pero Sidney Lumet solo le preguntó si le parecían buenos los diálogos. El productor asintió así que el director sólo contestó “Así se quedarán entonces”. 

Era la primera vez que el cine arremetía contra el mundo de la televisión, y el director y guionista lo hicieron sin piedad. Chayefsky, un guionista que empezó en el mundo de la televisión, en 1976 se encontraba ya al final de su carrera y formaba parte de ese grupo de realizadores que en los años 50 pasaron de trabajar de la televisión al cine, Delbert Mann, Martin Ritt, Arthur Penn, Paddy y Sidney Lumet fueron algunos de los que se agruparon bajo el nombre de la "generación de la televisión". Todos dieron el salto al cine a veces con proyectos que ya se habían visto en televisión. 

Sidney Lumet, nacido en 1924, tuvo una carrera extraordinariamente larga. Siempre concibió el cine de forma totalmente analítica y en sus primeros filmes hay una visión nada complaciente del mundo contemporáneo. Y con los años no se fue moderando sino más bien todo lo contrario, basta con mirar su última oscura y trágica película Antes que el diablo sepa que has muerto sobre la condición humana. Él es un producto de la edad de oro de la televisión en vivo, uno de los directores más inteligentes y productivos de su época que cuenta con películas magistrales como Serpico, Tarde de perros, El veredicto, La Colina, Un lugar en ninguna parte, y su emblemática Doce hombres en pugna que fue un proyecto que pasó de la televisión al cine. 

A mediados de los años 70 el periodismo y la televisión estaban cambiando. El periodismo perdía cada vez más eficiencia en función del dinero y del simple entretenimiento. Una redacción se valía de lo que fuera por mantener su audiencia sin comprometerse. La televisión se convertía en opio y religión para la gente. Y Network habla de esa ‘religión’. La ejecutiva ambiciosa no podría haber logrado esas cifras en ratings si al otro lado no hubiera espectadores dispuestos a recibir órdenes y a ser orientados. La película está cargada de violencia contra la herramienta mediática, y el voyerismo en dirección a la emoción “telecomandada”. Podríamos decir que Network antecede a The Truman Show o El informante en 1999, donde el programa “60 Minutes” de la CBS podía hablar de lo que quisiera menos de cosas que amenazaran las ganancias de la CBS. 

Esto mismo pasa casi al final de la película cuando Beale revela las intenciones de vender la UBS a los árabes. La tesis del guionista Chayefsky es que a los jefes de las cadenas no les importa mucho lo que se diga en televisión, con tal de que no afecte sus intereses. Howard Beale incita al escándalo, advierte a los espectadores que apaguen sus televisores y que sus fanáticos salgan a la calle a gritar que ya no soportan más, pero sólo se mete en problemas cuando revela el plan de vender la cadena a los árabes. Mientras la UBS hace un evento en el que homenajean a Diana por ser la autora del éxito del programa de Beale y todos aplauden y gritan "Somos el número uno" al otro lado está Beale en vivo cavándose su propia tumba y revelando a millones de televidentes el posible convenio de la cadena los árabes, y pidiéndoles a todos que envíen telegramas en forma de protesta a la Casa Blanca diciendo "Estoy furioso y no pienso aguantarlo más". 

Es así como Beale empieza siendo un presentador de noticias que desafía el aparato mediático en Estados Unidos para pasar a ser su promotor, luego su verdugo y finalmente su víctima mortal. 

Al otro lado tenemos a la victimaria. A Diana Christensen, interpretada magistralmente por Faye Danaway, la ejecutiva fría, calculadora y manipuladora que ve a la gente como un instrumento desechable para lograr sus metas y altos ratings. Para lograr que le autoricen el programa con su nuevo "profeta" se le insinúa a Shumacher y empieza un affaire con él, a quien hará destruir su matrimonio. Christensen es una productora sin corazón que sólo busca la mejor historia, mientras Schumacher busca un nuevo amor que lo saque de la rutina. Pero ella es obsesiva, maniática y adicta al trabajo. Se escapa un fin de semana a una cabaña con Max y desde el beso de saludo en el auto hasta la despedida ella no para de hablar de su programa. Mientras le da los besos más románticos, mientras cenan, mientras tienen relaciones sexuales ella no puede parar de hablar de trabajo. Y Max solo escucha. "Estuve casada por cuatro años y fingía ser feliz y vi a un psicoanalista durante seis años y fingía estar cuerda. Mi esposo se fue con su novio y yo me enredé con mi psicoanalista. Me dijo que soy el peor polvo de su vida. Muchos hombres me han dicho lo mismo. Aparentemente tengo un comportamiento masculino. Me excito muy rápido, acabo muy pronto, y después solo quiero vestirme y salir corriendo. Soy negada en todo menos en mi trabajo. Soy buena trabajando eso así que me limito a eso.", le cuenta Diana a Max en su primera cita. Y no encontraremos en el guión una frase que la describa mejor. Tanto el sexo como las relaciones interpersonales para ella son una diligencia más. 

Finalmente Max es despedido del canal debido a su oposición ante la falta de ética. Se va a vivir con Diana y se enamora de ella a pesar de que sabe que lo utilizó, que por culpa de ella no tiene trabajo ni esposa y a pesar de que sabe lo destructiva que es. Ella es la metáfora de la televisión, y así se lo hace saber Max cuando le dice que es indiferente al sufrimiento e insensible a la alegría. Tanto ella como la institución de la televisión todo lo que toquen será destruido. Sus relaciones y conexión con la realidad solo las puede definir en términos de guión, personajes y clímax. Y es en esos términos en los que Max le habla al final cuando se satura y por fin decide dejarla "Me voy (...) Y es un final feliz. El marido inconstante recobra el juicio, vuelve con su esposa, con la que mantiene un amor duradero. La joven despiadada se queda sola en su gélida habitación. La música se hace más fuerte. El último comercial. Y ahora una escenas del episodio de la próxima semana". 

El papel de la actriz Beatrice Straight como Louise, la esposa de Max, es pequeño pero tan poderoso que le hizo ganar el Oscar a Mejor actriz de reparto. Es un retrato convincente de una mujer que tiene que luchar por mucho tiempo con un hombre que ya perdió y que a pesar de que se siente enojada y traicionada ya no se sorprende. La infidelidad de Max está reforzada con la dirección de arte: él y su esposa viven en un apartamento decorado con buen gusto, con paredes llenas de libros y él se muda con Diana para un duplex pequeño y feo. A Diana le importa su ropa pero no dónde vive. Su casa es su oficina, una sala de reuniones o una cabina de control. 

El guión de Network también brilla gracias a un reparto increíble. Robert Duvall encarna al directivo de UBS, un hombre calculador y sin corazón que es a la vez convincente y cómico, un hombre decidido a levantar como sea la agobiante cadena del lodazal en el que se ha caído. William Holden como el sobrio e inconmensurable Max Schumacher que se debate entre el bien y el mal. Peter Finch como Howard Beale y el retrato de un hombre que lentamente se sumerge en la locura debido a la presión social y profesional. Ned Beatty recibió una nominación al Oscar por su cameo como ejecutivo de TV , de un hombre de negocios que le advierte a Beale a quién puede o no insultar durante sus "sermones" en una escena memorable en el salón de juntas a oscuras con ellos dos ubicados en cada extremo de la larga mesa llena de lamparitas verdes. 

Network fue una sensación en 1979, y a pesar de todo Rocky le quitó el Oscar a Mejor Película. Estuvo nominada en 10 categorías, en las que ganó Mejor Guión Original, Mejor Actriz Secundaria para Beatrice Straight, Mejor Actriz Protagonista para Faye Dunaway y Mejor actor Protagonista para Peter Finch, aunque no llegaría a recoger su premio pues fue nominado tras su fallecimiento. 

Network se convirtió en un clásico indiscutible. Es una película totalmente brillante y desconcertante. A pesar de no ser considerada como una película de autor fue precisamente el talento de Lumet, para saltar entre géneros y concentrarse más en la historia que en el estilo, lo que nos permitió tener esos diferentes tonos y niveles de energía en una sola película.

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